domingo, 25 de septiembre de 2011

Huracán de emociones

Querida muchachada,

Ayer vivimos un día intensamente americano. Habíamos decidido irnos a ver la costa de Florida, pero cambiamos de planes. Por la mañana nos fuimos a un Garage Sale, donde compramos una tele por $20. Y después nos fuimos a hacer nuestro bautismo de fuego. Nos fuimos al FÚTBOL AMERICANO: Universidad de Miami vs Gañanes de Kansas (fútbol universitario, que el profesional cuesta una pasta). Y aquello fue el disparate de los topicazos. No podíamos parar de gritar: "¡Ala, mira!". Íbamos como agilipollaos por todas partes y rememorando constantemente fragmentos de los Simpsons.

El primer oooh salió cuando vimos el megaparking que tenía. En España los estadios tienen parkings, pero de mierda. La gente llega andando, en bus, en metro. Aquí todo eso es de americanos tercermundistas. Los americanos DE VERDAD llegan en su megacoche, pagan 30 dolarazos por entrar, aparcan y... abren el maletero, y montan una "tailgate party". ¿Qué es eso? Es lo más bizarro que pudimos ver ayer. Por Dios. La gente abre el maletero, planta un toldo con patas de esos de jardín, sacan la barbacoa portátil, las neveras repletas de cervezas, la carnaza, el equipo de música y... la tele plana de 30". Y se ponen a comer, beber y bailar. Ahora entendemos por qué el aparcamiento abría 4 horas antes del partido. Pensábamos que era porque habría mucha gente, que también. Pero no, era porque la fiesta que se montan es brutal. Está tan extendida que hasta los aparcamientos están diseñados con una parcelita delante del coche. Ahí van dos fotos de las susodichas fiestas:





Entramos al estadio ataviados con nuestras camisetas de los Hurricanes. Y menos mal, porque ahí iban TODOS con las camisetas (suponemos que parecido a los partidos en España). Mientras dábamos una vuelta a ver cómo era todo aquello, nos topamos con la tienda. Y nuestro espíritu deportivo se disparó cuando encontramos, y compramos, ésto:



Preparados con nuestra manaza de goma y nuestro vaso de pataticas fritas nadando en grasiento ketchup, encontramos nuestras localidades y empezó el gran ESPECTÁCULO. Yo ya he estado en eventos deportivos en España. Esto no tiene nada que ver. Casi, casi, el partido era lo de menos. A esta gente le encanta todo lo grande, bonito y brillante. Y, sobre todo, que haya mucha gente y muchas cosas que ver al mismo tiempo. De entrada, ya tenían una megapantallaca, en la que ponían las imágenes polémicas, con circulitos sacados del "paint" indicando las decisiones arbitrales. Por no mencionar los cumpleaños, aniversarios, defunciones, y hasta cómo denunciar a tu vecino de butaca por brasas (verídico).



Aquello era un no parar de tópicos y chorrazos como pianos. Comenzando por el himno, con la guardia nacional y la gente de pie con la mano en el corazón (mientras hacíamos que lo cantábamos, que esta gente es muy sentida y como no te vean cantar...) El espectáculo siguió con la puesta en escena de la entrada del equipo. ¿Van a entrar y la gente les va a aplaudir? Bah, eso es de europeos aburridos. Aquí las cosas se hacen bien. Se monta todo el chiringuito y los jugadores salen vitoreados por la banda, cheerleaders, banderas, niebla, el público enfervorizado, una sirena antibombardeo (que no paraba de sonar, debe ser por eso de que les molan las guerras), la mascota marcándose unos bailecitos (un puto pato haciendo el canelo)... En fin, que la muchachada empieza el partido pensando que ya lo ha ganado.



Y, bueno, empezó el partido. La primera parte sólo nos levantábamos y aplaudíamos cuando lo hacía el resto de la gente porque no entendíamos nada. Hasta que me descargué las reglas del juego con el móvil y entendimos de qué iba aquello. Aun así, hasta la segunda parte la cosa no se empezó a animar un poco. Y eso que nuestro mayor entretenimiento era descifrar qué coño decían cuando el público gritaba sus vítores. Después ya lo entendimos: se dedican a deletrear sus nombres, C-A-N-E-S ¡CANES! Pero, claro, dicho a gritos, mientras uno come un perritón buceando en ketchup, pues... los pobres españolitos no entendíamos nada.

Durante el partido pudimos observar numerosas coincidencias simpsonianas y peliculeras. Lo primero, para qué hacer las cosas unos pocos si puede haber más gente que en la guerra. Esto era el banquillo. Calculamos unos 80 jugadores y 20 entrenadores, más unos cuantos aguadores, árbitros, tíos que no hacían nada, espontáneos... creo que Wally también estaba por ahí.



Evidentemente, lo que también había eran miles de cheerleaders ¡con pompones y minifalda! Las había de tres tipos. Las de 1º de carrera eran las monjiles. Bailes aburridos y carteles para que el público grite. Las de 2º iban con unos cheerleadors, que les servían para hacer acrobacias, matar bichos y gritar por un cono. (Creo que esto era lo que hacía Phil, el de Modern Family). Y luego, estaban las mayores. Que ya eran un poco guarrillas. Y hacían unos bailecitos sensuales. Claro, nada comparado con las del fútbol profesional, que tienen pasta para operarse.





Ah, ¡por cierto! Tiraron camisetas al público, ¡como en los Simpsons!



Tenían bebida y comida a raudales. No conseguimos encontrar al tío que llevaba el pato a la pequinesa. Por nuestro lado sólo vendían "Sora guore" (soda, water), vamos, el "cerveza, cocacola, agua, faaaaanta" playero de toda la vida. Y una cosa que parecía helado.



Nosotros decidimos aceptar el máximo reto. Y con cara de Clint Eastwood nos acercamos a uno de los puestos y dijimos: "Nachos wiz chís, plís", que luego acompañamos con unos grasitenders del infierno. TODO sabía a mierdaca bañada en aceite transgénico. No volvimos a probar bocado en todo el día, y eso que parecía jugoso y hasta olía bien.



Durante el descanso la banda amenizó la aburrida espera. Qué tíos, entrenan igual que los jugadores. Y saben tocar y andar a pasitos a la vez. Eso sí, al escuchar los compases del "Fiesta, fiesta, pluma, pluma gay" no pudimos evitar hacerle un vídeo.



En fin. Como habéis podido observar, todo esto es un mundo de luz y de color, donde lo que menos importa es el partido. Sólo faltó para cumplir con todos los mitos, ver a Homer y Marge aterrizando desnudos en un globo en medio del campo. Aunque si sale en los Simpsons, es que alguna vez habrá ocurrido.



Un día memorable. ¡Viva América!

P.D: Por cierto, perdimos, en el último minuto, a dos yardas de un touchdown, con jugada polémica en la pantallaca y con circulito del paint de rigor.

3 comentarios:

  1. un dia que contar a los nietos, vamos jajaja

    Impresionante la mano de goma y los tios esos de los conos, confirman que son absolutamente otra cultura ida de olla (teles de plasma en un chiringuito montado en la parte de atras de tu coche? solo podia ser en america)

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  2. Te has venido al otro continente entonces? Me alegro!
    Leyendo lo que escribes me he hecho unas cuantas risas, supongo che los europeos somos un poco todo iguales y estos americanos nos parecen un poco raros tantas veces..
    hasta pronto!

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  3. Gracias por realizar uno de mis sueños como freaky europeo del football (american por aquí). 100% confirmado que el show está por encima de la banalidad del deporte. Y no sé Marga, pero Josu no tiene ningún problema en tragar toneladas de nachos grasientos.
    Además acojona que un partido universitario mueva mucho más (y con un acojocampo) que el mejor partido de la Real, pero esto es América, claro.

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