domingo, 20 de mayo de 2012

Rema, rema, marinero

No, hoy no venimos a hablaros de una nueva aventura en el barco de Oscar. Hoy os venimos a hablar de nuestra última aventura en nuestro querido bólido, que por un día se ha convertido en barquito.

Resulta que esto de la estación húmeda nos sigue dando alegrías. Hoy hemos ido a Miami Beach a pasar el día y, de paso, conocer el nuevo piso de Nacho y Raquel (¡gracias por la invitación!)

El caso es que hemos decidido irnos cuando un trueno de estos que parte el cielo ha sonado. Hemos salido corriendo de su casa, y hemos llegado al coche cuando unos goterones enormes nos atacaban. Bien, estamos a salvo. ¡Ja! Sólo acabábamos de superar el Level 1 del videojuego del día.

El puente que une Miami Beach con Miami ya estaba fino de coches. Y frente a nosotros se veían rayos y centellas en un paisaje bastante parecido a esto:


Ha habido un momento en el que no veíamos ni la carretera, sólo seguíamos al de delante. Miami, la ciudad paradisíaca, en cuanto llueve un poquito (bueno, un muchito), ya no se ve la carretera. Ah, a todo esto, un nuevo ruidito en una rueda se había añadido a nuestra no poca incertidumbre.

Una vez superado el Level 2, el Level 3 del videojuego ha consistido en: ¡encuentra la salida rápidamente! Cuando estábamos cerca de nuestra salida ya vemos un cartelón que dice: salida cerrada. Joder, qué hacemos, que la pantalla sigue moviéndose y nos pilla: ¡a Brickell!

Una decisión poco sabia como os mostraremos ahora. No sabíamos nosotros que Brickell, cuando llueve mucho, tiene un tramo de calle que le da por acumular el agua. Y ahí que nos hemos metido. De los charquitos hemos pasado a los charcazos y luego al lago. En el vídeo os podéis hacer una idea.



Bueno, era parecido, pero no igual. Porque el agua estaba más alta, a los coches grandes les cubría los bajos, y era de noche. A lo que había que sumar 3 BMW parados (¿qué les pasa a esos coches?) en medio de la carretera.

Y por si no fuera poco, nos hemos sentido auténticos marineros cuando un megatanque todo-terreno ha pasado como Pedro por su casa a todo trapo haciendo una "olita" que nos ha pasado por encima del coche. Sí, sí, por encima. Y ha movido el coche como si estuviéramos en el barco de Oscar. Level 4 superado.

El malo final era un último lago. Sí, lago. Con semáforo en rojo incluido. Así que, con el culo bien apretado y los dedos cruzados dando ánimo al coche, otro valiente y nosotros nos hemos saltado el semáforo (no venía nadie, palabrita) para no quedarnos varados en el medio de aquel océano.

Al final hemos cruzado a la voz de "¡El coche no tira!". Era por el agua que estábamos empujando, no porque el motor se estuviera parando. El coche se ha portado como un titán y nos ha traído sanos y salvos a casa. Parece que no tiene daños, excepto que se ha quedado como afónico el claxon. Mañana comprobaremos los daños en el mecánico.

Nuestro Ford, coche americano, ha superado esta gran prueba. Los alemanes han sucumbido ¡Viva América!

2 comentarios:

  1. ¡Qué va! Vosotros no estáis en Miami, que os habéis equivocado. A las pruebas me remito: en CSI Miami nunca llueve.

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  2. en casa del tio sam, cada día es una aventura!

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