miércoles, 20 de junio de 2012

América para los americanos

Querida muchachada,

Hoy vuelvo a España. Se acaba esta aventura por tierras lejanas. Mucho ha llovido (además, de verdad) desde aquellas primeras entradas de julio. La de hoy será la última entrada del blog.

Hemos conocido un mundo completamente diferente a aquel del que proveníamos. América es una tierra muy grande. Y sólo un año no es tiempo suficiente para conocerla entera. Aun así, nos vamos contentos por haber visitado en 10 meses más que lo que conocen muchos americanos. Hemos conocido muchas ciudades, varios Parques Nacionales, nos hemos echado varios miles de kilómetros en las míticas carreteras americanas y nuestros viajes nos han llevado por 21 Estados, además de Washington DC, Bahamas y Canadá.

Conocer todo lo que veíamos en las películas era el objetivo. Pero puedo decir que lo hemos superado ampliamente. Nos hemos dado cuenta de que el modo de ver la vida de los americanos, aunque les sintamos cercanos por el cine, es muy diferente del modo de ver la vida que tiene un europeo. Los dos tienen sus ventajas y desventajas, nos quedamos con la conclusión de que sabemos aún muy poco del mundo, que las cosas se pueden hacer de muchas maneras diferentes, y que lo importante, siempre, es ver el mundo con los ojos y los oídos bien abiertos, intentando aprender siempre algo de los demás.

Del modo de vida americano nos quedamos con su capacidad para ilusionarse, su patriotismo, lo correctamente que tratan a todo el mundo, lo bien que se venden y que puedas sacar dinero en los supermercados.

Sin embargo, otros muchos factores nos hacen pensar que la vida en América no es tan positiva como nos venden las películas. Aquí se vive para trabajar, no se puede vivir sin crédito y tienen todo montado para que las necesidades materiales mínimas sean muy elevadas. Tampoco nos ha gustado ni la sanidad ni la educación. Ni el individualismo que impera en su sociedad. Y volvemos odiando las hamburguesas y toda comida americana, ¡sí, las odiamos!

Terminamos esta experiencia valorando muchísimo a España. Tenemos un país impresionante, muy variado y accesible. Nuestra calidad de vida es altísima a cambio de casi nada. Sólo necesitamos creer un poco más en nosotros mismos, saber vendernos mejor, y dejar de practicar el deporte nacional: criticar a los demás, y a nosotros mismos, especialmente cuando hablamos de nuestro país. Nos falta unión en cuanto a nación, lo peor que le puede pasar a un país es la desunión porque cada cual lucha por 1 metro cuadrado, así que volvemos siendo bastante escépticos con los nacionalismos. Realmente nos parecemos mucho más de lo que creemos todos los españoles.

En fin, me quiero despedir de todos los que habéis seguido nuestras aventuras. Han sido 204 entradas en 11 meses. Ha sido bastante difícil para nosotros mantener el blog actualizado para que pudierais saber de nosotros, y que os echarais unas risas (son para partirse los americanos). Muchas gracias por todos vuestros comentarios, y por todos los que nos habéis dicho que seguíais el blog. Esperamos que lo hayáis pasado bien.

No puedo despedirme sin darle a esto un toque ñoño, soy así con las despedidas, qué le vamos a hacer. Hay una canción que siempre me ha gustado como despedida: "Adiós" de la BSO de Pocahontas, especialmente a partir del minuto 3 del vídeo.

Dejamos, como John Smith, el Nuevo Mundo para volver a nuestra vieja Europa. No sabemos cuándo, pero algún día volveremos. Hasta pronto América.



Hasta siempre muchachada.

martes, 19 de junio de 2012

Muchachada around the world. Hoy... Quebec

Vamos con nuestro último destino por estas tierras americanas. Hemos dejado lo mejor para el final, hoy tenemos el placer de presentaros una de las ciudades más bonitas de todo Norteamérica, Patrimonio de la Humanidad desde 1985: Quebec.

Quebec es una pequeña ciudad del noreste de Canadá. La ciudad está situada sobre un risco en la orilla del río San Lorenzo. Está situada de tal forma que es imposible pasar por el río sin el permiso de la ciudad. Por la geografía de Canadá esto suponía que Quebec era una ciudad fundamental para el que quisiera controlar todo el este del país.

Su situación hacía muy difícil tomarla, hasta que en 1759 los ingleses desembarcaron por sorpresa en tierra, y pillaron desprevenidos a los franceses, tomando la ciudadela en 15 minutos. Los franceses nunca aceptaron el dominio británico, y por eso hoy en día en la ciudad se habla francés, tanto que se habla así así el inglés.

Vamos con la ciudad en sí. La parte antigua está dividida en dos: la alta y la baja. En la alta tenemos la ciudadela, las murallas, el palacio y varios palacetes de muy buen ver. En la parte baja tenemos la zona del puerto, y algunas callejuelas muy curiosas. Y conectando las dos partes tenemos las escaleras más famosas de la ciudad: las rompecuellos. 




Estas escaleras en invierno se llenan de nieve y se congelan, de ahí su nombre. Hay varias alternativas: cuestas y un funicular pequeñito. 




La parte alta


La parte alta es la más señorial de la ciudad. Está muy bien conservado. Todos los edificios siguen una estética similar a la europea. El centro de la parte alta es el Château Frontenac, un palacio inmenso, actualmente hotel. Es la típica imagen de Quebec, tan típica que Marga la recordaba de la lección 1 de su libro de francés. 




Alrededor del palacio hay montones de calles y callejuelas, llenas ahora de hoteles "con encanto" y restaurantes. Bueno, sí, la verdad es que tienen mucho encanto, porque toda la ciudad tiene una atmósfera como de cuento. 




La ciudadela está en el extremo de la parte alta. Después de tomarla, los ingleses se pusieron a modernizarla (para defenderse de los americanos), e hicieron la típica ciudadela con torres en punta de diamante. Para entendernos, algo parecido a la ciudadela de Pamplona. La ciudadela tiene las mejores vistas de la ciudad y puede visitarse, pero sólo con visita guiada, porque es una base militar en activo. Ahí tenéis la prueba: unos señores militares tomándose en su descanso un flash de fresa en "La Loli".




La parte baja

En la parte baja se puede ver un barrio mítico: Petit Champlain. A mí me recordó a Rothenburg-ob-der-Tauber (en el centro de Alemania, visita imprescindible si pasáis por ahí). Es un barrio de calles estrechas, con edificios muy cuidados y la iglesia más antigua de Norteamérica.




Las afueras

Además de las ciudad antigua, a pocos km del centro están las segundas Cataratas más famosas de Canadá, con permiso de las del Niágara: las cataratas de Montmorency.



Puedes caminar justo por encima de las cataratas, bajar hasta que te calas con el agua de la catarata, y coger un teleférico para verlo desde el aire. En fin, unas cataratas majas, con menos circo que en las del Niágara, aunque menos espectaculares. Lo que sí debe ser muy curioso es acercarse en invierno, cuando la nube de agua del rompiente se transforma en una montaña de nieve que puede alcanzar más de 30 metros.

Otra de las visitas típicas pero que no hicimos es el avistamiento de ballenas. No fuimos porque está a 3 horas en coche de Quebec y no teníamos tiempo, pero tiene que molar.


Visitar la ciudad


Quebec es una ciudad que se puede visitar en un día completo. El mejor momento es durante el verano, aunque el invierno también tiene que ser bonito: dura 5 meses, está todo nevado y las temperaturas pueden rondar los -10ºC, con picos de hasta -30ºC. De todas formas, el frío no detiene a esta ciudad. Y todas las personas con las que hablábamos nos contaban que están tan acostumbrados al invierno, que no tienen ciudad subterránea como en otros lugares de Canadá.


En definitiva, una ciudad muy recomendable. Con esto terminamos con el este de Canadá, una zona muy interesante, y que bien merece una visita.


Marga está volando ahora mismo a España, y yo lo haré mañana. Así que mañana, ¡entrada especial! Hasta mañana, muchachada, y ¡Viva Canadá!

domingo, 17 de junio de 2012

Muchachada around the world. Hoy... Montreal

Hoy venimos a presentaros una ciudad como la copa de un pino, una de las pocas ciudades de todo Norteamérica que tiene algo de gusto arquitectónico, una ciudad en la que no parece que vives en medio de un polígono industrial o al lado de Los Simpson; una ciudad que, aunque está en una isla, es la segunda ciudad más poblada del país; una ciudad con una gran vida pública de día, de noche, en parques y hasta bajo tierra; una ciudad con una variedad cultural enorme; una ciudad en la que conviven gente de todas las razas y se hablan dos idiomas: francés e inglés. Bienvenidos a Montreal.

En Montreal hay mucho que ver y disfrutar. Nada más pisar la ciudad te sientes como en casa. En una gran parte de la ciudad predominan los edificios de apartamentos, o casitas adosadas con mucho encanto. También hay zonas típicas de casas individuales, pero están muy a las afueras. Además de las típicas casas te encuentras con calles, calles de verdad, con gente paseando, y coches aparcados ¡en línea!


Lo más llamativo no es ver coches, es ver gente. Esta ciudad tiene plazas. Parece una tontería, pero no lo es. En pocas ciudades de EEUU hemos encontrado plazas, no existen lugares públicos donde reunirse. La gente sólo puede reunirse en casa de los demás, o en el centro comercial. Pero aquí la gente está en la calle. Una de las plazas más famosas es la Jacques Cartier (primer europeo que llegó a Montreal), una plaza pequeñita, muy turística, pero hasta con bancos para sentarse.



Esta plaza está en plena zona antigua de la ciudad, una zona que nos recordó mucho a Europa. A mí especialmente me recordó a Munich por las banderas a cuadros. Estuvimos justo el fin de semana de la Fórmula 1 (no había presupuesto para ir a las carreras), así que aquí eran cuadros negros, y en Munich son cuadros azules. Pero mira, se daba un aire.

El resto de la zona antigua tenía como mucho gusto. Después de un año de ciudades americanas exactamente iguales, cualquier cosita bien cuidada te parece una maravilla.



Otro de los puntos de interés es la Basílica de Notre Dame. Es del s. XIX y está inspirada por fuera en Notre Dame de París, y por dentro en la Santa Chapelle, también de París. Una visita muy interesante, aunque algo cara ($10, y luego protestamos porque en la Catedral de Toledo te cobran 5€).



Fuera del casco antiguo tienen otras zonas muy interesantes. La primera, de obligada visita, coche mediante, es el Mont Royal. El monte que domina el centro de la ciudad, y que han convertido en un pulmón, lleno de parques y paseos. Estuvimos un domingo, aquello estaba lleno de familias, pero todos como muy tranquilos disfrutando de unos señores parques. Y disfrutando como hay que hacerlo: sentados en la hierba con el picnic mientras miras a los patos nadar.


El monte tiene unas vistas geniales de una buena parte de la ciudad. Desde arriba también oíamos los motores de los F1 rugir. Sí, sí, estarían como a 5-6 km de allí, pero se les oía arriba del todo, así que imaginad cómo tiene que ser estar en la pista. Las vistas ya dicen mucho de la ciudad: está todo verde, como muy cuidado. Al fondo se ve también el Estadio Olímpico de los JJOO de 1976.



En el Estadio Olímpico también estuvimos, aunque ya quedan muy lejos sus Olimpiadas, y han podido recuperar una buena parte de las instalaciones. De hecho, justo al lado, había un jardín botánico inmenso, que no pudimos visitar por falta de tiempo, pero que prometía.


Pero no todo van a ser cosas buenas. El punto negativo de esta ciudad es el frío, el invierno dura muchos meses, y casi siempre bajo cero. Peeero, estos canadienses tienen soluciones para todo, y por el centro de la ciudad tienen montado un chiringuito subterráneo para estar calentitos. Y, de nuevo, con plazas donde reunirse y bancos desde los que poner verde al que pasa. Si es que piensan en todo...


Al lado de esta plaza subterránea estaba la Plaza de las Artes, desde donde se dirige la oferta cultural de la ciudad. Los días que estuvimos acababa de comenzar un festival de música, con diferentes conciertos diarios gratuitos en varios escenarios. También tienen ópera, teatros, y hasta en los pasillos interiores tienen exposiciones montadas, como este videomontaje que encontramos:



Lo único que nos decepcionó un poco fue la comida, es bastante parecida a la americana, aunque tenemos que recomendaros los Bagel, y... un restaurante chino sólo de dumplings en Blvd. Saint-Laurent. Impresionante.

En definitiva, una ciudad en mayúsculas, con mucho que ver, hacer y disfrutar. Absolutamente recomendable.

sábado, 16 de junio de 2012

Historia

Hoy me toca ponerme metafísico, vamos con una entrada de opinión.

Los americanos son un pueblo muy orgulloso de su Historia, que sobresale por encima de los demás países como la elegida. Cuando la comparan la de los demás países sólo ven parabienes, es una magnífica Historia escrita en letras de oro en la Historia de la Humanidad, sea lo que sea lo que diga esa Hª.

Admiro la capacidad del americano medio para estar orgulloso de algo que no conoce en absoluto. Cerito de idea. Cero de idea de Hª americana, bajo cero de Hª Universal. Pero siguen orgullosos de eso llamado "Historia".

Decía Ortega y Gasset que "El hombre, merced a su poder de recordar, acumula su propio pasado, lo posee y aprovecha [...] Éste es el tesoro único del hombre, su privilegio y su señal. [...] lo importante es la memoria de los errores, que nos permiten no cometer los mismos siempre."

Un americano tiene escasa o nula conciencia de su pasado. Y, por eso, como pueblo que no tiene conciencia de lo que les sucedió ayer, es un pueblo tan fácil de manejar

Pero no vamos a culpar al pobre americano, al fin y al cabo está atrapado en su sistema. El sistema está pensado, tan bien pensado que hay que quitarse el sombrero. Vamos a destriparlo:

El colegio

Durante la etapa escolar se estudia Historia. En 5º empiezan a estudiarla, pero se centran principalmente en la americana, una Historia casi de provincias hasta el s. XX. Y, con un sistema cortoplacista de enseñanza (contenido-test) y que tiene pocas asignaturas obligatorias en Secundaria (la Hª dudo que lo sea), es complicado saber algo en condiciones al final de la etapa escolar.

Librerías

Al terminar el colegio, si un ciudadano quiere ampliar información... ya puede armarse de valor. Porque en las librerías no existen prácticamente libros generales de Hª Americana, ni de Hª Universal. Cuando llegué aquí intenté encontrar un libro para niños, o de introducción general de Hª Americana. Nada, cero. Al final, tuve que pedir un libro de los del colegio para enterarme un poco de la Hª de esta gente.

Algunos dirán: "es que no se demanda". La respuesta es: "si tú no lo ofreces, tampoco puede haber demanda".

Libros en la sección de Historia sí que hay. ¿Y de qué? De temas concretos: los Presidentes, la organización del país, la Guerra de Secesión, las Guerras Mundiales, el tema indio... pero nada de historia general.

Revistas

Otra fuente de información típica para aprender historia son las revistas. En España hay una gran variedad: Hª antigua, medieval, militar, de España, Universal, de curiosidades... aquí la única (subrayo lo de única) que he encontrado en los quioscos ha sido la National Geographic, que te incluye siempre un articulito de Historia. Ya.

Televisión

La última fuente de información en el país de las oportunidades es la televisión. La tele, que tan bien nos guía. ¿Tú quieres saber de Historia, qué canal verías? Evidentemente, History Channel. Analicemos un día entre semana, por ejemplo el pasado jueves. Estos son los programas:
+ Swamp people: unos gañanes del pantano intentan cazar cocodrilos, en cómodos episodios de 1 hora. 13 episodios hoy.
+ Mountain men: unos gañanes de las montañas que narran lo que les va pasando mientras matan osos. 3 episodios de una hora.
+ Cajun Pawn stars: unos gañanes que buscan objetos raros, en episodios de 1 hora. 4 capítulos.
+ American Restoration: un anticuario que también busca objetos. 4 episodios de 30 minutos.
+ Documentales históricos: no especifican cuáles. Se emiten de 4 a 7 de la madrugada.

El History2 no es muy diferente: aliens, cazamonstruos y nosequé más. Y aburridos documentales históricos de 4 a 9 de la mañana.

Patriotismo

Al centrarse en la Historia Americana, sólo se estudian 400 años que no permiten tener perspectiva suficiente. Para evitar que el americano medio intente aprender de lo que había antes (Hª de Europa o Universal), entra en juego el patriotismo. ¿Para qué voy a saber qué les pasó a otros, si han llegado mucho más abajo que nosotros? Voy a fijarme en lo bien que yo lo he hecho, que para algo somos los mejores.

Make memories

Este es uno de los mensajes que más se ven cuando vas de turismo: "Crea recuerdos". Se potencia que crees recuerdos conjuntos con tu familia, recuerdos que duren toda una vida, que te unan aún más. Parece que entonces sí les importa la historia, ¿no?

En mi opinión, no, no les importa. De hecho, este mensaje no busca que te crees un pasado. Está buscando que disfrutes el presente. Está buscando que te olvides del futuro, de si el dinero que te vas a gastar aquí y ahora lo necesitas más adelante. Está buscando que dependas de otros para crear vínculos con tu familia. Está buscando el consumismo.

Y los americanos, como buenas personas que son, consumen. No por consumir, sino porque quieren a sus familias, y quieren ser felices con sus seres más allegados.

Crédito

Esta es la última herramienta, tan sutil que ni te enteras. Comprar a crédito está a la orden del día en este país. Te ayuda a no tener que pensar en el pasado, sino sólo en el futuro, el más inmediato, claro.

Conclusión

En definitiva, el americano medio tiene poca o nula conciencia histórica. Lo que le convierte, parafraseando de nuevo a Ortega en: "pobres bestias que se encuentran cada mañana con que han olvidado casi todo lo que han vivido el día anterior, y su intelecto tiene que trabajar sobre un mínimo material de experiencias"

Los americanos son buenas personas. Pero buenas personas que están asustadas. Asustadas porque no saben por qué el mundo es como es, porque no pueden contrastar la información que se les ofrece, asustadas porque piensan que su país vela por ellos y éste les dice que hay que tener miedo.

Ciertamente su país cuida de ellos, pero como si fuera ganado. Ganado que otorga a este país una posición de fuerza en el mundo, pero que ofrece al individuo una realidad muy diferente de lo que pregona: "América, la tierra de la libertad".

viernes, 15 de junio de 2012

Muchachada around the world. Hoy... Toronto

Toronto es una ciudad.



Y no, no es tontería lo que acabamos de decir. Es una afirmación categórica. Es una ciudad no sólo por su extensión y su población. También lo es porque, por fin, es una ciudad mínimamente parecida a lo que viene siendo una ciudad de Europa.

Dicen los americanos que New York es una ciudad diferente a las demás, que no existe nada parecido en todo EEUU. Tienen razón. Porque New York es lo más parecido a Europa que tienen los americanos. Y Toronto es una ciudad que, sin la personalidad de la gran manzana, también te recuerda a Europa. Todo sea dicho, es una ciudad de Canadá, la más grande y variada del país.

Los canadienses son unos tipos muy simpáticos. Podríamos decir que están a medio camino entre un europeo y un estadounidense. Tienen de los dos. Y eso se refleja en su ciudad.

Por un lado tenemos el paisaje, el típico de Norteamérica: un centro de la ciudad con rascacielos, y las afueras donde vive la mayor parte de la gente. También las señales de tráfico son parecidas, los coches son automáticos, y la comida es prácticamente la misma.



Pero por otro lado tienen cosas de Europa. Por ejemplo, hay gente caminando por la calle, los coches ceden el paso a los peatones, las medidas están en Sistema Internacional (ºC y  km) y les interesa bastante la cultura.

De hecho, nos sorprendió mucho llegar a las 10 de la noche al albergue, y que todavía hubiera gente en la calle, que la gente saliera de farra y hubiera mucho ambiente. Eso en el Downtown de Miami, y de la mayor parte de las ciudades americanas es impensable. Lo de "a las 10 en la cama estés, y si es antes mejor que después" no es español, ¡es americano! (y también del norte de Europa, para qué engañarnos).

Esta mezcla se debe a que Toronto y Canadá son bastante abiertas a la inmigración. Y como mucha gente sueña con ir a EEUU pero no le dejan entrar, pues se van a Canadá. Y así pudimos ver en la misma ciudad gente de los 5 continentes conviviendo. Y no parecía que tuvieran demasiados problemas raciales. No debe preocuparles tanto que "los malos vengan a atacarnos porque nos tienen envidia". De hecho, entrar en Canadá fue rápido y sencillo: unos 20 policías despachaban a toda leche al personal, frente a los 3 o 4 típicos que te encuentras para entrar en EEUU y que te toman las huellas del alma si hace falta.

Bueno, vale de tanta monserga. ¿Y qué puedo hacer en Toronto? Pues... esto... mira... vamos a ver... mmm... sí, ya sé: visitar la CN Tower, el pirulí más alto de Norteamérica.

Tiene unas vistas bastante majas de todo Toronto, que llega hasta donde alcanza la vista (la mía por lo menos).



Hay tres partes importantes en la torre: el piso principal, el de arribica del tó (la foto de Marga), y el suelo de cristal. Te ponen a 300 m y ale, tú asómate por aquí que no te va a pasar nada. Esto es como el salto de fe de Indiana Jones. No ves ná, pero te dicen que hay suelo, y parece que sí, que la gente está apoyada ahí, medio flotando. Da bastante yuyu, pero mola.



Bien, ya hemos visto la CN Tower, ¿y ahora? Pues... tenemos el Niágara y... ya está. Oye, qué pasa, no tenemos la culpa de que Torontontero sea una aburri-ciudad. Es muy nice, pero no hay nada que hacer. De hecho, fue el primer Españoles por el Mundo que vimos que la gente se quedaba enseñando sus casas. Así que hasta aquí lo de hoy, porque no hay mucho más que enseñar. Ah, sí, ¡esta ha sido la entrada nº 200! Para celebrarlo, los próximos días Montréal y Québec, que son la leche.

jueves, 14 de junio de 2012

El gañán y el circo: Cataratas del Niágara

Pues sí, hoy esta entrada debería ser un "El gañán y la tierra", pero lo del circo va a ser más oportuno.

Las Cataratas del Niágara sugieren en la mente de cualquier europeo un mundo exótico, de sueño y fantasía, donde unas cataratas enormes invaden todo, y parece que en cualquier momento va a caer una embarcación mientras suena la banda sonora de La Misión. Bueno, pues si esa es vuestra idea, mejor no vengáis y seguid viviendo en vuestro país feliz. Nosotros tuvimos que ir, porque después de visitar tantos sitios, ¿con qué cara volvemos diciendo que no, que las Cataratas no las hemos visto? Aquí tenéis lo que pudimos ver.

De la primera sorpresa: "cuánta gente hay aquí, ¿no?" pasamos rápidamente al cabreo, en una reacción típicamente española: "¿18 dólares por aparcar? Ahora mismo me tiro 30 minutos buscando otro sitio, pero yo a estos jetas no les pago 18 pavos por un parking guarro".

Después de encontrar un parking algo más alejado por $10 nos dispusimos a catar el tema. Antes de llegar a las Cataratas ya ves que tienen mucho negocio alrededor de las mismas. Las Cataratas son la excusa perfecta para que las familias pasen un largo fin de semana en una gran aventura prefabricada. Y previo pago pueden:
- Aparcar cerca de las Cataratas.
- Decir que han dormido cerca.
- Comer en el Planet Hollywood o el Hard Rock.
- Jugar en el Casino.
- Sumergirse en el Parque Acuático.
- Dar un rule en helicóptero sobrevolando las Cataratas.
- Ir al Museo de cera, o al de los récord Guiness.
- Visitar el castillo de Drácula.


Y el plato fuerte... Por tan sólo $44 tienes el combo de los profesionales: subir en el barco, ver una película en 3D, bajar a pie de cataratas (al lado de donde va el barco, pero ahora andando) y... ver una super-película en la que te mojan mientras ves el cine, ¡y parece que estás dentro de las Cataratas!

Y todo esto en el lado canadiense. Menos mal que leí por ahí que el lado canadiense tiene menos atracciones que el americano. Tenían la calle de las atracciones hasta arriba de peña, y vimos a muchos con el pase del combo al cuello. Los perritos calientes estaban a $5, las hamburguesas ($10) apestaban a fritanga, un platito de sushi $12... De todas formas el récord lo encontramos en la tienda de souvenirs, cuando una familia brasileña se compraba las chorradas a puñados, literalmente cogían un estante y lo vaciaban en la bolsa. Se gastaron $250 en souvenirs. Ahí ya nos terminaron de descolocar.

Bueno, ya os ha quedado claro que esto es un circo, ¿no? Pues vamos a ver qué se cuece en las Cataratas en sí. Hay dos cataratas, una es la americana (American Falls) y la otra es la canadiense (Horseshoe Falls). Las dos se ven desde el lado canadiense, y nos decepcionaron un poco. Porque ni son tan grandes como las imaginábamos, ni tan... paradisíacas.


Desde el lado americano es una ful verlas, porque estás encima de ellas y no hay quien vea ná. La de la izquierda es la catarata americana, la de la derecha es la canadiense y es donde se "meten" los barcos famosos.

Pensábamos subir al barco, pero decidimos echar un vistazo a ver si merecía la pena pagar los $20 por cabeza que cuesta, chubasquero incluido (menos mal, ¡gracias Niagara Falls!). Durante un instante pensamos en pagar, porque aquello era como de cuento, se abrían las nubes y todo nos decía, sí, sí, móntate:



Pero seguimos investigando, y descubrimos el pastel. Tío, no se meten debajo, se quedan lejísimos, parece que llegan, que sí, que ahí están, pero no terminan de llegar. Y encima sales calado perdido. ¡Pero si no has visto nada, muchacho!



Lo que sí nos gustó fue ver la caída de la catarata desde arriba (cuánta agua) que, no os lo perdáis, estos americanos lo llaman el "brink" (el brinco). Un vocabulario rico, ¿eh?



En fin, que el Niágara bien, bonitas, pero no es un sitio que nos haya convencido demasiado. Es una visita obligada, porque no puedes volver sin decir que has estado ahí, pero vaya, sin más. Norteamérica tiene otros espacios naturales mucho más interesantes y menos circenses que estas famosas cataratas.

miércoles, 13 de junio de 2012

Muchachada around the world. Hoy... Jackson, Wyoming

En el mundo de la gestión empresarial existe una conocida herramienta-memez: el análisis DAFO (Debilidades, Amenazas, Fortalezas, Oportunidades). Se utiliza para conocer el producto que tienes y venderlo a saco. Pues los americanos son expertos, especialmente en el punto de las fortalezas.

Imagínate que tienes unas tierritas en medio de la pradera. Más bien en medio de la nada. En las que lo más interesante que se puede hacer es ver pastar un bisonte (oye, que es muy entretenido, no os creáis). Y dices, vale, ¿cómo lo vendo al mundo exterior? El terreno se llama Jackson, y vamos a promoverlo.

Debilidades: Está a tomar por saco de cualquier atisbo de civilización, hace mucho frío, y los primeros colonos eran el bueno, el feo y el malo, o cualquier otro personaje de spaghetti-western.
Amenazas: Las Vegas está también a tomar por saco y nos hacen una fuerte competencia.
Fortalezas: Tenemos naturaleza chachi cerca (Yellowstone y Grand Teton), montañacas donde esquiar, y algunos pueblos en los que es típico entrar en el Saloon y decir: "forastero, aquí no eres bienvenido".
Oportunidades: Tenemos un mercado potencial de muchos gañanes para los que estamos cerca, y alguien tiene que dar de comer a todos los visitantes de los Parques Nacionales.

Así que, vecinos, el plan es hacer casas como si fuera una peli del oeste, hacer un aeropuerto, ofrecer alojamiento relativamente barato a los turistas, y montar un super-teleférico que suba a la montaña. Ya tenemos un destino turístico de primer orden mundial. Bienvenidos a Jackson, Wyoming, donde nació el Salvaje Oeste.



Jackson es un pueblito, por llamarlo de alguna forma, con cuatro casas, dos gañanes que te observan con cara de pocos amigos, y una gran industria del turismo. Es como el Disney del Far West. En el pueblo hay zonas residenciales, y dos zonas reservadas al turismo: la plaza del pueblo, y la estación de esquí.

La plaza del pueblo es como volver a sumergirte en una peli de vaqueros. Las cuatro calles que dan a la plaza tienen una arquitectura "típica":



De hecho, una de las atracciones del pueblo, casi la única que llamaba la atención, era que a las 6 de la tarde iba a haber "un tiroteo". La gente se empezó a apiñar en la plaza del pueblo, llegaron las 6 y aparecieron dos vestidos de vaqueros. ¡Toma, a ver cuándo llegan los indios! Pues los dos panolis van y dicen que no va a haber tiros, que están ensayando muy duro para nosequé función y que mañana a lo mejor se matan, que perdón y adiós.

Venga, vaaaaa, ¿cuándo salen los malos? Pues no, no salieron los malos. De hecho la peña se empezó a largar y ahí no protestaba nadie. Es la única cochina atracción que tienes en el pueblo, la cancelas y ¡tan contentos todos! Vamos a cancelar un concierto de fiestas de pueblo en España, porque sí, a ver qué pasa.

Otra de las atracciones del pueblo es ver los cuernos de alce. Durante todo el año los Boy Scouts del pueblo recogen cornamentas de alce que luego se subastan. Llegamos 4 días tarde a la subasta, ¡vaya!, pero las puertas de cuernitos no tienen precio.



Y la última atracción es una estación de esquí. Lo que sí impresiona es el teleférico que te sube hasta arriba y ves todo el valle, caminas un poco por la nieve, te haces algunas fotos, ves un oso, te tomas un caldito arriba y p'abajo. ¿Te ha gustado? Pues son $20 por cabeza.


En fin, un destino más de todos los que tienen que publicitar estos americanos. Menos mal que se nos quitaron todas las penas a la americana, comprando, en este caso un auténtico (casi) sombrero de cowboy, ¡yeeha!