viernes, 15 de junio de 2012

Muchachada around the world. Hoy... Toronto

Toronto es una ciudad.



Y no, no es tontería lo que acabamos de decir. Es una afirmación categórica. Es una ciudad no sólo por su extensión y su población. También lo es porque, por fin, es una ciudad mínimamente parecida a lo que viene siendo una ciudad de Europa.

Dicen los americanos que New York es una ciudad diferente a las demás, que no existe nada parecido en todo EEUU. Tienen razón. Porque New York es lo más parecido a Europa que tienen los americanos. Y Toronto es una ciudad que, sin la personalidad de la gran manzana, también te recuerda a Europa. Todo sea dicho, es una ciudad de Canadá, la más grande y variada del país.

Los canadienses son unos tipos muy simpáticos. Podríamos decir que están a medio camino entre un europeo y un estadounidense. Tienen de los dos. Y eso se refleja en su ciudad.

Por un lado tenemos el paisaje, el típico de Norteamérica: un centro de la ciudad con rascacielos, y las afueras donde vive la mayor parte de la gente. También las señales de tráfico son parecidas, los coches son automáticos, y la comida es prácticamente la misma.



Pero por otro lado tienen cosas de Europa. Por ejemplo, hay gente caminando por la calle, los coches ceden el paso a los peatones, las medidas están en Sistema Internacional (ºC y  km) y les interesa bastante la cultura.

De hecho, nos sorprendió mucho llegar a las 10 de la noche al albergue, y que todavía hubiera gente en la calle, que la gente saliera de farra y hubiera mucho ambiente. Eso en el Downtown de Miami, y de la mayor parte de las ciudades americanas es impensable. Lo de "a las 10 en la cama estés, y si es antes mejor que después" no es español, ¡es americano! (y también del norte de Europa, para qué engañarnos).

Esta mezcla se debe a que Toronto y Canadá son bastante abiertas a la inmigración. Y como mucha gente sueña con ir a EEUU pero no le dejan entrar, pues se van a Canadá. Y así pudimos ver en la misma ciudad gente de los 5 continentes conviviendo. Y no parecía que tuvieran demasiados problemas raciales. No debe preocuparles tanto que "los malos vengan a atacarnos porque nos tienen envidia". De hecho, entrar en Canadá fue rápido y sencillo: unos 20 policías despachaban a toda leche al personal, frente a los 3 o 4 típicos que te encuentras para entrar en EEUU y que te toman las huellas del alma si hace falta.

Bueno, vale de tanta monserga. ¿Y qué puedo hacer en Toronto? Pues... esto... mira... vamos a ver... mmm... sí, ya sé: visitar la CN Tower, el pirulí más alto de Norteamérica.

Tiene unas vistas bastante majas de todo Toronto, que llega hasta donde alcanza la vista (la mía por lo menos).



Hay tres partes importantes en la torre: el piso principal, el de arribica del tó (la foto de Marga), y el suelo de cristal. Te ponen a 300 m y ale, tú asómate por aquí que no te va a pasar nada. Esto es como el salto de fe de Indiana Jones. No ves ná, pero te dicen que hay suelo, y parece que sí, que la gente está apoyada ahí, medio flotando. Da bastante yuyu, pero mola.



Bien, ya hemos visto la CN Tower, ¿y ahora? Pues... tenemos el Niágara y... ya está. Oye, qué pasa, no tenemos la culpa de que Torontontero sea una aburri-ciudad. Es muy nice, pero no hay nada que hacer. De hecho, fue el primer Españoles por el Mundo que vimos que la gente se quedaba enseñando sus casas. Así que hasta aquí lo de hoy, porque no hay mucho más que enseñar. Ah, sí, ¡esta ha sido la entrada nº 200! Para celebrarlo, los próximos días Montréal y Québec, que son la leche.

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