lunes, 31 de octubre de 2011

Halloween

Bueno, ya se está pasando todo esto de Halloween. Menuda locura. Aquellos que sois amantes de todo este tinglado diréis ¿y cómo es esto del Halloween en los Estates? Pues aquí estamos un día más para retransmitiros en directo este disparate.

Todo empezó allá por principios de septiembre, hace dos meses, cuando un buen día las tiendas se llenaron de decoraciones Halloweenianas. Venga, no es posible, dos meses. Pues sí, esta gente planifica todo con dos meses de antelación, para que te de tiempo a preparar todas tus zarandajas. Ahora, por ejemplo, ¿qué tenemos dentro de 2 meses? Sí, Navidades. Y ya tenemos muchísimas tiendas petadas de motivos navideños. Al tema.

Con un mes de antelación ya están montado todo lo de Halloween, para que sea vea bien. En el cole las clases se decoran, hay concurso de puertas que hablan de eskéletrons y "no a las drogas" (no sé qué quieren decir, será que recomiendan a los niños no atiborrarse a saturados glúcidos). Pero no sólo los colegios. El fin de semana pasado ya estaban también preparándose restaurantes, tiendas, la oficina de Correos, hasta el aeropuerto. Por todas partes hay calaveras, telarañas y memeces por el estilo. Para no ir más lejos, ayer en una tienda nos recibió una cajera disfrazada de conejita de Playboy al grito de "Welcome!Happy Halloween!". En fin.

Esta semana pasada, que entrábamos en la recta final, se prepararon las famosas calabazas. Por casualidad, el jueves pasado cayó en mis manos una y como no podemos irnos de aquí sin probar todas las chorradas como pianos que se nos ocurren, nos dispusimos a tallarla.

1) Le abres la boina y piensas: Qué asco, quién me manda. Además, me han timado, está hueca. Tranquilo, es así.



2) Te lías a quitar pipas y pelos como un descosido, y la pelea inicial por ver quién corta la calabaza se transforma en un repentino ataque de generosidad: "No, por favor, te toca a ti que te hace más ilusión".

3) Después de sacar un quintal de carne, que no sabes de dónde ha salido, dejas la pared finica y empiezas a buscar recetas para ver si ese mogollón se puede aprovechar.



4) Le dibujas el gepeto y se lo taladras. Por fin podemos decir que le hemos partido la cara a alguien.



5) Ya está. Premio a la mejor sonrisa.



6) Detalle final. A falta de velas, buenos son móviles.



Llegó el gran día. En el colegio, después de un concurso de disfraces y un chute de azúcar que hará las delicias de los fabricantes de insulina, hemos concienciado a los niños de que se lo pasen bien, y de lo importante que es "no comer ningún caramelo sin envoltorio". La seguridad (estar safe) es lo primero para esta gente, y además de los caramelos ya han recordado a los niños lo importante que es no ir sin un adulto que te acompañe. Como si no hubiéramos comido todos de pequeños caramelos chupados que nos tiraban los Reyes Magos...

Bueno, pues queríamos ver a los zagales cumpliendo su entrañable tradición de trick-or-treat (¿cuál es la buena?) y... nada. Ni un niño ha llamado a nuestra puerta, ni uno. Pero ¿ves? no pasa nada, no me enfado... me como yo todos los putos caramelos y se acabó la historia. Eso sí, para darnos la tarde probando la mierda de la alarma anti-incendios sí se han acordado que estábamos dentro.

En fin, y si los niños no vienen a nosotros, tendremos que ir nosotros a ellos. Pero hemos salido a la calle y ya todos estaban yéndose a sus casas con el buche a rebosar y con el velcro del disfraz desabrochado. ¿A qué hora habéis salido? A las siete de la tarde, pero es que la hora "ideal" aquí para pedir caramelos en la NOCHE de Halloween es pedirlos de 4 a 6 de la tarde, mientras es de día, que es más "safe". Nos hemos dado cuenta de que la vida es una derrota tras otra hasta que terminas por desear que se muera Flanders.

No hay comentarios:

Publicar un comentario