domingo, 6 de noviembre de 2011

Nais

Así es como he vivido esta historia: llegas a América, y tooodo el mundo te sonríe, te pregunta qué tal te ha ido el día, sigue sonriendo, te atiende con una amabilidad exquisita y se despiden con una franca sonrisa deseándote un buen día. Y dices: qué moderno todo, qué amables, cómo acogen al extranjero, qué buena gente. Peero han pasado los días y ya no vivo en el país de la piruleta. Y lo peor, me he dado cuenta, como Hulk Hogan, de que era todo una mentira, GORDÍSIMA. Es pura fachada y entrenamiento.

Ser nice (Traducción: agradable, bueno, simpático, amable) supone afrontar el mundo con una sonrisa por delante. Al buen americano se le distingue por su cordialidad, por sus maneras refinadas y, sobre todo, por la sonrisa que tiene. Especialmente en las ocasiones complicadas, cuando la sonrisa está más que forzada, ahí uno nota los años de trabajo desde pequeños.

Ayer estuvimos en South Beach, en la noche en blanco. Fue interesante ver a un huevo de gente metida allí, todos llegando a la misma hora en coche (casi no hay transporte público), y todos intentando aparcar (imaginaos los atascos). Paseando por la calle nos encontramos un puesto interesante, y no pudimos evitar mi amigo Nacho y yo sacarnos esta foto con las cheerleaders de los Dolphins.



A lo que voy, fijaos en las sonrisas. A eso me refiero con ser nice. Las muchachas estaba hasta las tetas de sacarse fotos con memos como nosotros toda la noche. Pero su entrenamiento les permitía forzar la sonrisa una y otra vez (la morena debía ser nueva).

En mi colegio, flipa, los niños también están entrenados para forzar la sonrisa. Cuando pides voluntarios bien sentados (modo de aplacar también a las bestias), se ponen bien, cruzan las manitas y te sacan una sonrisa forzadísima. Algunos expertos hasta pestañean y ponen ojos de cordero. Qué cracks. Estoy convencido de que en casa practican, o les "ayudan", como la Pequeña Vicky a sus alumnas.



Pero no os penséis que ser nice se limita a una sonrisa. Va mucho más allá. Los buenos americanos son capaces de llamarte imbécil sin perder un ápice la sonrisa de su cara. Y te digan lo que te digan, siempre terminan con un "Have a nice day!", que al fin y al cabo es lo importante.

Un ejemplo. Un compañero de Marga que se volvía a España tenía que recoger un cheque en conserjería a nombre de su novia que ya estaba en España. Le conocían desde hacía muchísimo, pero cuando fue a recogerlo, le dijeron que no, que no era el procedimiento. Todo con sonrisas y muchos "have a nice day". El tío intentó convencerles de buenas maneras, y los otros con sonrisas pero que no. Hasta que en una de esas apareció otro inquilino y ellos le dejaron con la palabra en la boca.

Y para nuestro amigo se acabaron las apariencias. Les puso de vuelta y media por la falta de respeto. Y, claro, los americanos flipados, sin saber reaccionar, pensando que el tío estaba loquísimo. Tan nice que son ellos, que un tío te diga las cosas a gritos, como hacemos a veces los españoles, ... pues se quedaron como Lisa Simpson en el barrio ruso.



Al final, el colega convenció a los otros de que hay que ser un poquito más flexibles. Pero eso de la flexibilidad os lo contaremos otro día.

Have a nice day!

1 comentario:

  1. osea que cuando le hablas a alguien siempre te sonrie? y los niños tambien? es el pais de las sonrisas pues. Los dentistas tienen que traerselo gordo, seguro... Mala suerte para los que tengan una sonrisa fea (como la morena de la foto jaja)

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