lunes, 12 de diciembre de 2011

El libre mercado

En este país el libre mercado hace que los precios cambien bastante de un sitio a otro. Y comienza la negociación. Aquí tienes que estar bastante dispuesto a negociar. Cuando alquilamos la casa no negociamos, y luego nos enteramos de que seguramente hubiéramos podido sacar mejor precio. Así que a partir de entonces negociamos con el coche, con el seguro, hasta con el colchón. Y después de aquellas experiencias pensábamos que no tendríamos que negociar más. Nos equivocamos.

El libre mercado ha llamado a nuestra puerta en forma de supermercado de barrio. Aquí lo de poner los precios como les dé la gana se lo toman muy a pecho. Y este último mes hemos descubierto que el sitio donde comprábamos era caro de narices. Nos dimos cuenta gracias a nuestro helado favorito, que no solamente guarda jugosas sorpresas en forma de cachos de Oreo, sino que nos ha enseñado a ser astutos consumidores. ¡Atiende, cuánta ventaja!



Comparativa de nuestro helado:
- Súper más cercano: $6.99
- Internet: $4.50
- Walmart (bastante más lejos): $3.20

El día que lo vimos pensamos: "no puede ser, ¡la mitad!". A partir de ahí empezamos a comparar precios, y hemos llegado a dos conclusiones: la primera, que muchos precios están inflados. Tendremos que aprender a comprar a base de cupones y de ofertas.

Y la segunda, que somos más pobres que las ratas. Menos mal que los Simpsons nos siguen ayudando y nos dan "peace of mind" (tranquilidad mental). Gracias Homer.

1 comentario:

  1. Vale que la diferencia es grande en tu ejemplo, pero entre el chino que abre los domingos, el súper de mi barrio y el Alcampo grande de coger el coche también hay sendos escalones de 20% cada uno en algunos productos. En mi caso, tuve una revelación con los Activia Desnatados con Fibra.

    Si tu bisabuela levantara la cabeza, seguro que te daba un tirón de orejas por no comparar precios.

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