La religión es algo que se potencia, pero sólo en la esfera privada. Por eso, aunque se celebre la Navidad hay que tener cuidadito con poner decoraciones públicas con referencias a Jesús, que ofende.
¿Y qué hacen los no cristianos?, ¿no celebran nada?, ¿miran a otro lado? ¿quitamos las decoraciones y no hay Navidad para nadie? No, tranquilos. No podemos permitir que no haya Navidad, la economía se iría a paseo sin ventas.
Para que el chiringuito siguiera en marcha los americanos pensaron hacer dos cosas. Primero, vamos a hacer que las decoraciones sean como de Navidades, pero sin ser Navidades. Ahí entran los arbolitos, el invierno, Papá Noel, los elfos, el Polo Norte...
Y, segundo, vamos a celebrar un poco de cada. Y por eso aquí se potencian fiestas de otras religiones. Ejemplo: el hannukah de los judíos es una fiesta menor, pero como cae cerca de la Navidad, pues también la celebramos. Otro ejemplo: para la comunidad afroamericana, en los 60 se creó Kwanzaa, que es una fiesta de 8 días en la que la familia se reúne y se intercambian regalos. El caso es que haya regalos.
Por la calle y en los comercios ves el batiburrillo religioso. Y en el colegio celebramos y estudiamos todas las religiones importantes. Ahí os dejamos un ejemplo con el especial navideño de Krusty para todos los credos. De nuevo, una muestra de esta sociedad que mezcla churras con merinas en nombre de la libertad.

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